Albahoa o las maldiciones pictóricas
Una de las atracciones de la historieta Albahoa y la maldición de las tataguas, según sus autores, está en tomar como base visual de la trama el imaginario de indios nativos cubanos. Esta es una forma válida de rescatar y a la vez perpetuar este tipo de acercamiento; hacerlo desde una perspectiva fantástica del asunto nos abre un espejo perspicaz sobre nuestros antepasados.
El argumento narrativo no dista mucho del común en este tipo de aventuras: una noche, en la aldea de los indios, desaparecen todas las madres y los niños comienzan a convertirse en matas de guaos, los designados para salvarlos son los dos protagonistas (Albahoa y Tupi), ellos emprenden un viaje para derrotar a la maldición. Otro logro de la historieta es la destreza pictórica, el despliegue de los paisajes y los rasgos del dibujo de los personajes.
Ernesto Alejandro Cárdenas Montero (Ale), el dibujante, se graduó de arquitectura en la Universidad Central “Marta Abreu” de las Villas, pero se especializa en trabajar la ilustración, la caricatura y el humor gráfico. Ha sido premiado en varios concursos gracias a sus habilidades para dibujar y crear historias. Raúl Piad Ríos, el escritor, es egresado del Taller Nacional de Técnicas Narrativas Onelio Jorge Cardoso; sus principales reconocimientos en certámenes literarios han sido en el género de las historietas y la ciencia ficción.
«La idea de hacer una historieta junto a Raúl surge en el 2014 —cuenta Ale—, cuando yo obtuve premio en el concurso Behíque de historieta. En este evento conocí a Raúl, quien se encontraba allí junto a otros muchachos defensores del género en Matanzas. La Editorial Gente Nueva comunicó en ese momento que estaban aceptando historietas de corte fantástico; así que decidimos juntarnos Raúl como escritor y yo como dibujante aunque sin un tema claro todavía, aunque a ambos siempre nos atrajo mucho la mitología aborigen latinoamericana y especialmente cubana.
»Luego de eso conversamos varias veces y decidimos que era una oportunidad exquisita para tratar ese tema con una visión diferente: desde los ojos de una muchacha que no es ni una heroína ni una gran luchadora. Ese fue nuestro reto desde el comienzo.
»El proceso de trabajo fue relativamente sencillo, las mayores complicaciones eran las distancias, la inestabilidad del correo, los viajes hacia allá o hacia acá; pero como no teníamos fecha de entrega o presión alguna, eso no fue un gran problema. En un comienzo Raúl me envía una descripción de cada personaje importante (además de fotos bibliográficas y otros materiales de utilidad), y mientras yo hacía los dibujos de cada uno, él se dedicaba al guión página por página (que decidimos que serían 42), viñeta por viñeta, con diálogos incluidos.
»Cuando revisamos y aprobamos juntos ambas cosas (diseño de personajes y guión) comencé a hacer los layouts, que no son más que las 42 páginas dibujadas pero de forma rápida, un boceto, un esqueleto de la página final entintada. Aprobamos y revisamos juntos estos 42 layouts y aquí comenzó mi trabajo fuerte.
»Una por una fui dibujando cada página en formato A3, primero a lápiz y luego las tintas. Escaneado y finalmente arreglos digitales (dígase globos de texto, corrección de negro y blanco, coloreado, etcétera). Terminadas las páginas hice un diseño de portada y contraportada a color que terminó gustándonos a ambos y fue ese el que quedó finalmente.
»Tener todo ya terminado, arreglado y bien maquetado para enviar a una editorial nos tomó alrededor de seis meses (desde septiembre del 2014 hasta aproximadamente marzo o abril del 2015). Lo enviamos a Gente Nueva, junto a varias otras editoriales, incluyendo Reina del Mar, que fue la que finalmente nos respondió, gracias también a Antonio Enrique González Rojas.
»Ni yo ni Raúl teníamos experiencia en un trabajo así de grande. Yo había dibujado mis cosas, y Raúl había escrito antes, pero nunca habíamos trabajado ninguno con la disciplina y el sacrificio que nos demandó una historieta tan grande. En lo personal fue un reto inmenso, pues yo prácticamente estaba empezando a dibujar, y tuve que dibujar a una mujer (que es mucho más difícil) infinidad de veces en infinidad de posiciones, gestos faciales, emociones…, fue muy complejo al principio. La etapa de documentación y preparación fue decisiva en la concepción final de la obra.
»Por ahora estamos pensando, ideando, en la etapa de buscar referencias y bibliografía para un nuevo proyecto. Queremos mostrar la mitología y el imaginario de los campos cubanos, pero hasta ahora solo tenemos ideas para una posible historia. En el intermedio trabajamos cada uno en nuestros proyectos personales, él como escritor y yo como ilustrador».
Reina del Mar Editores fue la primera editorial de la AHS que publicó un libro de historietas. Albahoa y la maldición de las tataguas engrosará la lista dignamente.